Olorea noviembre
                                                      su cascada zarca de flor de paraíso
                                                      un barrio bien al sur
                                                      que a su pesar
                                                      no mimetiza ya ranchos
                                                      en su costa
                                                      una vela
                                                      muchas velas
                                                      una brisa
                                                      una sóla
                                                      irrepetible en sí
                                                      por propia esencia
                                                      un día gris
                                                      muy mucho
                                                      sólo falta aquel viejo marino
                                                      y aquel grillo
                                                      que todos recordamos
                                                      recuerdan
                                                      no hay siesta del trópico
                                                      que septentrión admita
                                                      pero sí este gris que se adhiere
                                                      recorriendo médulas
                                                      mutante de otras gentes
                                                      otros soles
                                                      que penetra
                                                      si volitivo fuera
                                                      nuestras vidas
                                                      no hay por qué
                                                      reprimirse reprimido
                                                      si aun el gris invade
                                                      nuestra muerte
                                                      no hay por qué
                                                      detenerse detenido
                                                      si aun el gris
                                                      socava la poesía
                                                      no hay por qué
                                                      esconderse escondido
                                                      cuando el gris hace pica
                                                      y todos la quedamos
                                                      pan quemado            
                                                      la flor del paraíso
                                                      pan quemado
                                                      la brisa irrepetible
                                                      pan quemado
                                                      la vela acariciada
                                                      pan quemado
                                                      el Buceo
                                                      que carajo
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1 comentario:
gran poema
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